



El mismo día Paulina contestó a esta nota, diciéndole a Teresa que le pidiese a Dios que le concediese las gracias que la misma tenía en dejar marchar a Teresa, a pesar de que iba a “verter muchas lágrimas por tu ausencia de la tierra, en el fondo de mi corazón, siento alegría sabiendo que has llegado al Cielo. Mi blanca paloma Dios te está llamando de vuelta a la patria del Cielo. No debemos privarle más de Su amada hija. Porque su Gloria al recibirte, “estoy dispuesta a sufrir en esta tierra tanto como Dios quiera. Estoy dispuesta a penar como una paloma penitente en este valle de lagrimas.” (LCM) Me siento bendecida porque estarás en presencia de Dios antes que yo, porque tú prepararás un lugar para mí y me harás santa desde arriba” (LCM) Después de recibir la respuesta de Paulina, Teresa escribió una segunda nota ese mismo día en la que decía que sólo deseaba ser una bendición para Paulina y no una carga. Ella no quería que Paulina se preocupase por ella. Se disculpaba por mantener su enfermedad secreta. No recordaba haberle ocultado nada en su vida. También le pidió que después de su muerte, no creyera nada acerca de su enfermedad o muerte diferente de lo que le estaba contando ella. Después de una breve charla el dos de Junio de 1987, la Madre María de Gonzaga le dio permiso a Paulina para estar con Teresa en su celda por las noches. Paulina también sugirió que la Madre María de Gonzaga pidiese a Teresa que escribiese el segundo manuscrito acerca de su vida como carmelita, de manera que pudiesen utilizarlo en su obituario. El mismo día, Paulina se acercó a Teresa y le dijo que no le estaba permitido morir. Su corazón sufría porque su hermana estaba gravemente enferma. Teresa la confortó diciendo que aunque ella no quería dejar a su pequeña madre, Dios la estaba llamando a casa. Paulina empezó a escribir todas sus conversaciones con Teresa en su cuaderno amarillo. También añadió previas conversaciones de los meses Abril y Mayo antes de que estuviese con ella. Era su esfuerzo por recordar y atesorar los hermosos recuerdos que tenía de su hermana Teresa . También existía la necesidad de pasar esta información a Leonia que ya había dejado el monasterio de la Visitación y a sus tíos que estaban muy preocupados por su salud. Durante este periodo de tiempo, Leonia había ido a pasar con sus tíos unas vacaciones, por lo que ninguno de ellos podía ir en persona. El cuatro de Junio de 1897, Teresa comenzó a escribir su segundo manuscrito. Pero la primera semana de Junio fue muy traumática para Teresa porque decayó rápidamente. Paulina estaba muy alterada y se sentía culpable por haberle hecho empezar este escrito. Pero al contrario, Teresa estaba feliz de saber que la segunda parte de su vida iba a ser escrita. Paulina le dijo: “seré tu heraldo; proclamaré tus gestas de valor; trataré de que el mundo ame y sirva a Dios por todas las luces que El te ha dado, luces que nunca se apagarán (LCM) Después de todo lo que hare por ti, ¿Me bendecirás? ¿Caerá el polvo de tus alas de ángel sobre mí desde el Cielo? Tu presencia se necesitará en todos sitios en mi vida después de tu muerte. Cuando me desperté esta mañana, la aptitud de Teresa hacia su muerte estaba cambiando. Dios me habló y me dijo “Tu hermana pequeña ha estado rezando por ti, ese es el secreto de dónde me viene mi fuerza. Por ello, te doy gracias y te guardo cerca de mi corazón.”(LCM) Mi “pequeña madre”, a la que quiero tanto, la que preparó todo para mi primera comunión cuando yo era solo una niña, a ella le pido que prepare mi camino a nuestra patria. A pesar de que su actitud hacia la enfermedad de Teresa estaba cambiando, Paulina busco la protección de Nuestra señora de la Victoria. Una novena de misas se dijo pidiendo por la curación de Teresa. Pero el nueve de Junio Teresa lo percibió de otra manera y dijo que Nuestra Señora, quien ya la había curado cuando era una niña, no la iba a curar de la misma manera. El único consuelo que Nuestra Señora dará será a Paulina, quien está más apenada por mi futura muerte que yo misma. El catorce de Junio, cuando la Novena acabó, la condición de Teresa mejoró levemente. Paulina tomó a cargo el administrarle las medicinas que su tío Isidore y su primo, el doctor La Neele enviaban. Le apenaba mucho ver a su hermana recibir los dolorosos tratamientos prescritos, y lloró mucho más presenciándolo que la propia enferma recibiéndolo. Después la acompañó a su celda y se arrodilló al lado de su cama pidiéndole perdón por causarle tanto sufrimiento más aún por el hecho de que este tratamiento le impedía recibir la Santa Comunión al causarle muchos dolores. Pero Teresa Se volvió y mirándola le dijo en una suave voz, que no era ningún sufrimiento para ella recibir la Santa Comunión. Como un gesto cariñoso de consuelo hacia sus hermanas Paulina, María, Leonia y Celina les dio una pintura con un poema. En el poema, les describía su futuro viaje de vuelta para estar con Jesús para siempre. Lo más importante de su mensaje a sus hermanas, fue que les pidió que recordasen la importancia de Amar sobre todas las cosas. También les reiteró su compromiso eterno de servir y amar a Jesús completamente. Ella quedó en paz. Esa tarde, el quince de Junio de 1897, Paulina se sentó junto a Teresa y le preguntó: “Me olvidarás cuando llegues al Cielo?” Teresa la miró y recitó un verso de Juan, 14,3 “Me iré y prepararé un lugar para vosotros. Vendré de nuevo y os llevaré Yo mismo porque donde Yo voy vosotros también vendréis” (B) Paulina había pintado miniaturas de la Virgen Madre sosteniendo al niño Jesús para la priora. La Madre María de Gonzaga con ocasión de su fiesta. Las llevo a Teresa antes de entregarlas. Amorosamente, Teresa tocó con la punta de sus dedos la cabeza del niño Jesús y dijo; “las tomo todas bajo mi protección” (LC) Paulina había acabado sus obligaciones diarias y cuando fue a la celda de Teresa para comprobar como estaba, el día 3 de Julio. Durante su conversación sobre el tema de la muerte. Paulina mencionó la tradición Carmelita de poner una palma en la mano de la monja muerta mientras ella está en el ataúd. Pero Teresa la miró amorosamente y le dijo, “A veces soltaré la palma para estar a tu lado cuando necesites cualquier gracia.” Días más tarde, la condición física de Teresa se deterioró hasta ser evidente cuando empezó a vomitar sangre de nuevo. Paulina, a la misericordia de Nuestra Señora, rezó junto a su estatua para pedir que el vomito de sangre parase. Guardó Vigilia en su honor y encendió una vela. Al final del día, los vómitos de Teresa pararon para el resto de la noche. Teresa fue trasladada a una celda en la enfermería permanentemente el 8 de Julio. Se tuvo gran consideración en cuanto a darle los últimos ritos. Paulina se sentó al lado de su cama en la enfermería e intentó consolarla. Los ojos de Teresa brillaban con las lágrimas porque se sentía abrumada por el cuidado que le dio Paulina. Reflexionaba sobre los recuerdos de su infancia y de su frágil estado de salud al ser adulta. Le dijo a Paulina, “Siempre me has cuidado durante toda mi vida. Cuando vaya al Cielo, tomaré la oportunidad de devolverte las gracias que me diste mientras estuvimos aquí en el exilio. No sólo te devolveré todas las gracias que me diste sino que las multiplicaré sin mesura.” Paulina tenía el hábito de vigilarla. Después de que Teresa fuese trasladada a la enfermería, fue evidente que no volvería a su celda. Paulina le dijo a Teresa: “ahora cuando mire a la ventana de tu celda, será muy doloroso porque sabré que ya no estás ahí.” Teresa le respondió diciendo: “Cada vez que mires a la ventana de mi celda, te recordará lo feliz que soy en el Cielo, aunque haya muchos recuerdos que te asalten de las batallas que he luchado contra mi enfermedad.” Paulina estuvo allí también para consolarla durante su enfermedad, llenando sus días con puro amor. El 14 de Julio, el médico vino y visitó a Teresa. El Médico le dijo a Paulina que parecía que estaba mejorando y que podía ser posible que se recuperase. Aunque Teresa pensaba lo contrario. Ella sabía que Dios la estaba llamando a su casa en el Cielo. Teresa quería que su enfermedad terminase pronto y así hacer que sus hermanas Paulina y Celina no sufriesen más. Ella admiraba a Paulina y le decía lo mucho que la quería. Tú sabrás lo mucho que te quiero pronto, muy pronto. El 18 de Julio, Teresa había respondido a la carta del Padre Belliére. En la carta, ella intentó consolarle ante la inminencia de su muerte. Previamente, ella le pidió que rezase por Paulina para que viera su muerte, no con amargura, sino como una bendición. Tanto el Padre Belliére como Paulina veían la muerte de Teresa como una gran pérdida. Lentamente, las plegarias de Teresa fueron respondidas, la actitud de Paulina acerca de su marcha al Cielo estaba cambiando, y que Paulina se daba cuenta, de que, aunque iba a perder a su hermana en la Tierra, siempre la tendría en el Cielo. Por eso, Teresa le pidió al Padre Belliére que continuase rezando por Paulina para que ambos se consolasen ante su muerte Por favor, reza por mis intenciones porque quiero a mi hermana Paulina “ mucho más porque es la Presencia viva de Jesús para mi” El 21 de Julio, Paulina fue a la enfermería para ver cómo estaba su hermana y hacer pequeños gestos que confortasen a su hermana. Cada día Teresa esperaba ver a Paulina y comentarle lo que realmente significaba para ella que Paulina estuviese con ella. Cada vez que Paulina llegaba para verla su espíritu se llenaba con alegría. Teresa sabía que no hacía falta que diese mucho de su tiempo a Paulina porque era ella la que siempre le daba mucho. La angustia de ver a Teresa sufrir añadía sufrimiento al esfuerzo físico que Paulina ya sufría. El 27 de Julio Teresa viendo lo que su hermana estaba sufriendo cuando Paulina entró en la enfermería los papeles se invirtieron y Paulina se convirtió en la paciente y Teresa insistió en que Paulina tomase la medicación que el médico le prescribió. La angustia de ver a Teresa sufrir añadía sufrimiento al esfuerzo físico que Paulina ya sufría. El 27 de Julio Teresa viendo lo que su hermana estaba sufriendo cuando Paulina entró en la enfermería los papeles se invirtieron y Paulina se convirtió en la paciente y Teresa insistió en que Paulina tomase la medicación que el médico le prescribió. La Unión espiritual entre Paulina y Teresa era muy fuerte. Ellas tenían un lazo especial. Sin tener que decir una palabra, todo era revelado en sus almas. El 27 de Julio cuando Pauina entró en la enfermería, Teresa le dijo lo fuerte que era su unión. Ella le dijo: “La pequeña madre es mi teléfono, sólo tengo que pegar mi oído cuando ella viene, y lo sé todo.” (LC) Teresa se recostó en su cama y cogió un abanico que le habían dado las hermanas Carmelitas de Saigón el 30 de Julio. Como sus hermanas María, Paulina y Celina estaban sentadas junto a su cama, Teresa cogió el abanico y empezó a abanicarlas. Las miró amorosamente mientras seguía abanicándolas y dijo: “Estoy abanicando a las santas en lugar de a mí misma, estoy abanicándoos para hacer algo bueno porque vosotras sois santas” (LC) El 1 de Agosto, Paulina trajo el manuscrito de Teresa para que ella lo revisase. Teresa lo releyó y se abrumó por la emoción de leer lo que había escrito. Teresa se volvió hacia Paulina y le advirtió. Ella le dijo a Paulina: “Por favor no dejes que nadie sepa que he escrito este manuscrito hasta que haya sido publicado con la excepción de la Madre María de Gonzaga. “Madrecita”, si le dijeses a alguien algo sobre el manuscrito el demonio pondría varios obstáculos en tu camino y tu habilidad para hacer que se publique sería extremadamente difícil.” Poco sabía Paulina en ese momento lo que le esperaba en el futuro respecto al manuscrito de Teresa, Paulina fue a la enfermería el 5 de Agosto para consolar a Teresa y ver si ella estaba hacienda frente a la enfermedad. Durante su conversación, Paulina le contó cierto incidente que ella había sufrido, Teresa la miró y le dijo que como Madre, la representante de Cristo con sus hermanas no debería dejar que nadie supiese que ella estaba sufriendo. Es mejor para una hermana ser capaz de confiar a su madre sus sufrimientos sin saber que su madre compara sus propios sufrimientos con los de su hermana. Repitiendo a Paulina lo que ella le había dicho ya una vez cuando eran niñas. Algunas veces Teresa sufría enormemente, si vomitaba sangre o se ahogaba. Paulina rezaba reverentemente a Nuestra Señora y le pedía que aliviase los síntomas de la enfermedad de su hermana. Teresa por otro lado le pedía que no molestase a Nuestra Señora para aliviar sus síntomas. El 17 de Agosto, Teresa se refirió a su hermana Celina. De forma jocosa, Teresa le dijo a Celina después de que Paulina le hubiese dicho antes, que iba a rezar por ella: “Ella (Paulina) le rezó a María, y ya no tengo hipo.” (LC) La condición de Teresa continuó empeorando en Septiembre. Cuando el aniversario de su profesión unos días más tarde, los síntomas de su tuberculosis se escondieron muy bien. Los médicos fueron engañados por esto cuando fueron a visitarla. El 11 de Septiembre, Paulina vino a ver como estaba. Mientras Paulina se sentaba junto a su cama hablándole. Teresa hizo una profecía a Paulina. De todas las hermanas, María, Leonia y Celina, Paulina era la última de sus hermanas en dejar la tierra y entrar en el reino del Cielo. No sería su tiempo hasta que Paulina completase el trabajo que Teresa tenía que hacer desde el Cielo. Al menos, mientras haya algunas almas que necesitaban de su guía, entonces Dios enviaría por ella. Es cierto que de las hermanas de Teresa, Paulina vivió hasta más edad que ninguna, pero Celina, por otro lado, murió ocho años más tarde que Paulina. Teresa le dijo a Paulina cuanto la quería. Cada día, cuando oía llegar a alguien, creía que se trataba de su hermana y, si no lo era, su alma se entristecía. Teresa la veía como la luz que persigue a la oscuridad, como la canción que cantaba su alma, incluso cuando no hablaban. El 24 de Septiembre, fue el aniversario de cuando Teresa recibió el velo. Paulina recibió permiso de su priora para que celebrasen una misa en su honor. Más tarde, fue a verla, pero no pudo creer lo que vio: sus síntomas no habían cambiado y sufría inmensamente. Teresa se dio cuenta del sufrimiento de su hermana, y le pregunto si se había celebrado la misa para que mejorase su salud. Paulina le confirmó este hecho, diciendo que “Era para su propio bien”, a lo que su hermana respondió que “Debe ser la voluntad de Dios que sufra”.Durante esta conversación, Teresa describió su vida como una hoja muerta, colgando de una telaraña junto a la ventana de la enfermería, señalando que su vida estaba colgando de un hilo. El 29 de Septiembre, tuvieron lugar las últimas horas de sufrimiento de Teresa. Los signos de su inminente muerte eran más evidentes que nunca. Sus hermanas estuvieron a su lado, mientras se rendía al sufrimiento. Paulina quiso acomodarla leyéndole sobre el Arcángel San Miguel, a pesar de que sufría un fuerte dolor de cabeza. Teresa se dio cuenta de que su hermana sufría y le pidió que descansara en su celda, a lo que accedió poco más tarde. Al levantarse el sol, Paulina fue a acompañar a Teresa durante la misa, consolándola mientras sufría periodos de sofoco, diciéndole cuanto la quería y la bendición que suponía haberla tenido en su vida. Celina le dijo que debería ofrecer su última mirada a Paulina, pero Teresa quería ofrecérselo a la Madre María de Gonzague por respeto, que su hermana no debía ofenderse si no le ofrecía su última mirada, porque quería dársela a la persona que más lo necesitara. En pocas horas, la condición de Teresa empeoró mucho, a penas podía respirar y su piel se volvió púrpura, así como grandes gotas de sudor caían por su cara. Paulina salió corriendo de la enfermería ya que no soportaba ver a su hermana sufrir tanto. Llegó hasta las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y Santa Margarita María, pidiéndoles que aliviasen el sufrimiento de su hermana. Después, volvió a la enfermería y siguió rezando. La comunidad fue llamada dos veces a la enfermería. Primero, a las cinco de la tarde, ya que pensaron que Teresa aún viviría unas horas más, por lo que la priora les dijo que podían irse. A las siete, cambió de opinión y volvió a llamarlas..En este momento, fue cuando vieron el ascenso de Teresa al cielo. Agarrada a su crucifijo, murmuró cuanto amaba a Dios, yendo a un estado de éxtasis y respirando una vez más antes de dirigir su última mirada a Celina a las 19:20 PM. Minutos después, Paulina le escribió a su hermana Leonia, y a sus tíos, que estaban rezando por la salud de Teresa en la capilla Carmelita. Las hermanas hablaron con ellos en la recepción del Monasterio a cerca del funeral de Teresa. Una vez que la comunidad dejó la enfermería. Paulina salió al patio a recoger la hoja muerta con la tela de araña todavía intacta. La hoja muerta había caído al suelo debido a la fuerza del viento que había habido durante el momento de la muerte de Teresa, era la misma hoja que Teresa había utilizado para simbolizar el estado en que se encontraba su vida el 26 de Septiembre. Más tarde, Paulina, María y la Sor Aimee de Jesús prepararon el cuerpo de Teresa para el funeral. El cuerpo de Teresa fue llevado a la Capilla del monasterio donde todo el mundo podía ver su cuerpo. El 4 de Octubre, tuvo lugar el funeral de Teresa. Cuando la ceremonia acabó, Leonia presidió la procesión hasta el monasterio. Teresa era la primera Carmelita en ser enterrada en este cementerio. Paulina pintó el nombre de Teresa y sus fechas de nacimiento y muerte en la cruz de madera que pusieron en la tumba. Después del enterramiento, Leonia fue a visitar a sus hermanas al Monasterio. Paulina quería conservar la ropa de Teresa intacta y le pidió que comprase toda su ropa para que no fuera quemada o dada a otra hermana. Desafortunadamente, las sandalias fueron quemadas por equivocación, pero la Madre María de Gonzaga, permitió que Leonia comprase el resto de objetos y ropa de Teresa. La siguiente tarea de Paulina, era conseguir que se publicara la autobiografía de Teresa. Era tradición del la Orden del Carmelo que después de la muerte de una monja, se enviase una carta a todos los Carmelos de Francia y del mundo. Esto no iba a ser una tarea muy fácil para Paulina porque había demasiados obstáculos en su camino. El manuscrito que Teresa escribió antes de su muerte estaba dirigido a Paulina y a María. Para calmar la naturaleza susceptible de la Madre María de Gonzaga y que no se ofendiese, Paulina borró su nombre y el de su hermana de los manuscritos. Paulina los cambió por el de la Madre María de Gonzaga. Paulina tenía miedo de que la Madre Superiora se ofendiese por el contenido del manuscrito y lo quemase. Paulina llevó entonces el manuscrito para que la Madre María de Gonzaga lo revisase, . Después de leerlo, la Madre María vio al Padre Godfrey Madeline de los Padres Norbertinos de la Abadía de Mondaye pidiéndole que revisase el manuscrito. Paulina se lo entregó el 29 de Octubre de 1897. El Padre Godfrey quería conseguir el imprimátur del Obispo, pero éste rehusó concederlo. Después de un segundo intento, el Obispo accedió a que el Censor de la diócesis lo revisase. El Padre Godfrey hizo también varias recomendaciones. Pidió a Paulina que eliminase algunas de las frases o expresiones “demasiado personales” para el público general o que eran demasiado repetitivas. El también puso el título de “La Historia de un Alma”, dividiendo el manuscrito en capítulos. El 8 de Marzo de 1898, el Padre Godfrey, le comunicó a la Madre María que había recibido el permiso o imprimátur para que el libro fuera publicado. Los cambios hechos en el manuscrito no preocuparon a Paulina puesto que Teresa la autorizó a hacer los cambios en el manuscrito que considerase necesarios. También le pidió que incluyese pensamientos a cerca de la Caridad, de la Justicia divina y de tener confianza en Dios. Paulina se preocupó que su tío Isidoro fuera el que se ocuparse de los detalles de la publicación con la editorial. Convenció a la Madre María de Gonzaga de que permitiera publicar los manuscritos en lugar de la carta – obituario a los Monasterios Carmelitas. En Octubre de 1898, Paulina superó todos los obstáculos hasta conseguir la publicación de “La Historia de un Alma”. El 28 de Enero de 1899, Leonia hizo el cuarto intento para ingresar en el Convento de la Visitación de Caen. Esta vez, tal y como Teresa había predicho , para siempre. Las hermanas de Leonia estaban muy excitadas pero también preocupadas. Todas ellas, la animaron con sus cartas y oraciones. Paulina tuvo la oportunidad de ver a Leonia brevemente en 1902. Ella y la Madre María de Gonzaga viajaron a Valognes, al nordeste de Normandía, en viaje de negocios. Fue un regalo y una bendición para Leonia porque ella creía que nunca iba a volver a ver a sus hermanas otra vez. Era otra vez el momento de elegir a una nueva Priora y el 19 de Abril de 1902, Paulina se convirtió en la nueva Priora del Monasterio. Paulina celebraba su santo el 21 de Enero de 1903. Era tradición del Carmelo de hacer algún tipo de regalo a la monja que celebrase su santo. Una de las antiguas novicias en tiempos de Teresa, la Sor María de la Trinidad, compuso un libro con los cuatro Evangelios y le tituló “ Historia de la Vida de Nuestro Señor Jesucristo”. Paulina se sintió realmente agradecida por tan bello regalo. En 1904, a la Madre María de Gonzaga le diagnosticaron con un cáncer en la lengua. Su salud se deterioró rápidamente y fue trasladada a la enfermería. A pesar de las diferencias entre ellas, Paulina dedicó todo el tiempo posible en el cuidado de la Madre María. El 17 de Diciembre, la Madre María miró a Paulina y le dijo” He ofendido a Dios más que nadie en esta comunidad. Y no confiaría en ser salvada sino tuviera a mi pequeña Teresa para que intercediera por mí”. La Sor María de la Eucaristía, prima carnal de Paulina y monja carmelita desde 1895, fue diagnosticada con tuberculosis. Todas las hermanas Martin tenían una relación muy estrecha con la familia Guérin especialmente después de la muerte de su padre. Para Paulina era como si la historia se repitiese otra vez. Y aunque el Dr La Neele e Isidore Guérin se vieron incapaces de contener el avance de la enfermedad. Ni la ciencia ni las plegarias que Paulina y la comunidad buscando la intercesión de Teresa, impidieron la muerte de María Guérin ese mismo año. En un sueño, una Hermana oyó que Teresa le decía “Si oyes mi voz después de que la Sor María de la Eucaristía muera, sabrás que está en el Cielo conmigo” Al mismo tiempo que María Guérin moría, esta Hermana escuchó la voz de Teresa. La devoción e interés sobre la vida de Teresa, crecía y, a medida que los años pasaban, era imposible para Paulina contestar a todas las cartas que recibía, que, a veces, superaban en cientos cada día. Pero una de las cartas captó la atención de Paulina. Estaba escrita por la Sor Estanislao del Sagrado Sacramento del Monasterio de Boston, que tenía una de las primeras ediciones de “La Historia de un Alma”. Ella estaba profundamente atraída por el libro y por el “Pequeño Camino”. Y comenzaron una correspondencia en la que la Hermana buscaba consejo de Paulina. La Sor Estanislao fue, más tarde, una de las fundadoras del Carmelo de Filadelfia. Su devoción era tan profunda que las Hermanas la conocían como “La pequeña Flor de Filadelfia”. Escrito cerca:: R. Hann Traducido cerca Yolanda y familia Bibliografía Abbé Combes, ed. Collected Letters Of Saint Thérèse of Lisieux . (CL) New York: Sheed & Ward, 1949. Dolan, Albert H. Rev.. Collected Little Flower Works. Chicago: Carmelite Press, 1929. (CW) ---. Life of the Little Flower (CWa) ---. Living Sisters of the Little Flower (CWb) ---. Our Sister is in Heaven (CWc) ---. Where the Little Flower seems nearest (CWd) ---. The Little Flower’s Mother. Chicago: Carmelite Press, 1929. (CWe) ---. An Hour with the Little Flower (CWf) ---. God Made The Violet Too: Life of Léonie, Sister of St. Thérèse. (GV) Chicago: Carmelite Press, 1948. Piat, Stéphanie Fr. The Story Of A Family: The Home of St. Thérèse of Lisieux. (SF) Trans: Benedictine of Stanbrook Abbey. Rockford, Ill.: Tan Books and Publishers, Inc., 1948. Baudouin-Croix, Marie. Léonie Martin : A Difficult Life. (LM) Dublin : Veritas Publications, 1993. Beevers, John, trans. The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux: Story of a Soul. (SS) New York: Doubleday, 1957. Clarke, John, trans. St.Thérèse of Lisieux: Her Last Conversations. (LC) Washington, D.C.: ICS Publications, 1977. Martin, Celine. My Sister St.Thérèse Trans: The Carmelite Sisters of New York. (MST) Rockford, Ill.: Tan Books and Publishers, Inc., 1959. Martin, Celine. The Mother of the Little Flower Trans: Fr. Michael Collins, S.M.A. (ML) Rockford, Ill.: Tan Books and Publishers, Inc. 1957 Mother Agnes of Jesus. Marie, Sister of St. Thérèse. Ed. Rev. Albert H. Dolan, O.Carm. Chicago: Carmelite Press, 1943. (M) Piat, Stéphanie Fr. The Story Of A Family: The Home of St. Thérèse of Lisieux. (SF) Trans: Benedictine of Stanbrook Abbey. Rockford, Ill.: Tan Books and Publishers, Inc., 1948. ---. CÉLINE: Sister Geneviève of the Holy Face. Trans: The Carmelite Sisters of the Eucharist of Colchester, Conn. San Francisco: Ignatius Press, 1997. © Redmond, Paulinus Rev. Louis and Zélie Martin: The Seed and The Root of the Little Flower London: Quiller Press Limited, 1995. (SR) Rohrbach, Peter-Thomas, O.C.D. The Search for St. Therese (SST) Garden City, New York: Hanover House, 1961 Martin, Pauline. Little Counsels of Mother Agnes of Jesus, O.C.D. (LCM) Lisieux, France, Office Central de Lisieux- distributed by Carmelite Monastery of Ada, Michigan Helmuth Nils Loose, Pierre Descouvemont. Thérèse and Lisieux (TOL) Trans: Salvatore Sciurba, O.C.D. and Louise Pambrun, Grand Rapids, Michigan Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1996 Gibbons, James Cardinal. Holy Bible (Douay-Rheims) 1899 Edition. (B) Baronius Press Unlimited, London, United Kingdom, 2005 |


| Añade el tuyo! >> |
| Neccesitas una oración? >> |

| Sub-Directorios |



| Madre Inés de Jesús María Paulina Martin "La Perla de Lisieux" |

| Página IV |
| 7 de Septiembre, 1861-28 de Julio, 1951 |
| Recibe las tuyas hoy! >> |


| Sub-Directorios |
| “Jesús nos pide ser santos. Él necesita almas completamente devotas que se rindan totalmente a Su Divina Satisfacción.”... - Madre Inés de Jesús |

| Búsqueda del sitio |