El mismo día Paulina contestó a esta nota, diciéndole a Teresa que le pidiese a Dios que le
concediese las gracias que la misma tenía en dejar marchar a
Teresa, a pesar  de que iba a
“verter muchas lágrimas por tu ausencia de la tierra, en el fondo de mi corazón, siento  alegría
sabiendo que has llegado al Cielo. Mi blanca paloma Dios te está llamando de vuelta a la patria
del Cielo. No debemos privarle más de Su amada hija. Porque su Gloria al recibirte, “estoy
dispuesta a sufrir en esta tierra tanto como Dios quiera. Estoy dispuesta a penar como una
paloma penitente en este valle de lagrimas.” (LCM) Me siento bendecida porque estarás en
presencia de Dios antes que yo, porque tú prepararás un lugar para mí y me harás santa desde
arriba” (LCM)

Después de recibir la respuesta de Paulina,
Teresa escribió una segunda nota ese mismo día en
la que decía que sólo deseaba ser una bendición para Paulina y no una carga. Ella no quería
que Paulina se preocupase por ella. Se disculpaba por mantener su enfermedad secreta. No
recordaba haberle ocultado nada en su vida. También le pidió que después de su muerte, no
creyera nada acerca de su enfermedad o muerte diferente de lo que le estaba contando ella.

Después de una breve charla el dos de Junio de 1987, la Madre María de Gonzaga le dio
permiso a Paulina para estar con
Teresa en su celda por las noches. Paulina también sugirió
que la Madre María de Gonzaga pidiese a
Teresa que escribiese el segundo manuscrito acerca
de su vida como carmelita, de manera que pudiesen utilizarlo en su obituario. El mismo día,
Paulina se acercó a
Teresa y le dijo que no le estaba permitido morir. Su corazón sufría porque
su hermana estaba gravemente enferma.
Teresa la confortó diciendo que aunque ella no quería
dejar a su pequeña madre, Dios la estaba llamando a casa.

Paulina empezó a escribir todas sus conversaciones con
Teresa en su cuaderno amarillo.
También añadió previas conversaciones de los meses Abril y Mayo antes de que estuviese con
ella. Era su esfuerzo por recordar y atesorar los hermosos recuerdos que tenía de su hermana
Teresa . También existía la necesidad de pasar esta información a Leonia que ya había dejado
el monasterio de la Visitación y a sus tíos que estaban muy preocupados por su salud. Durante
este periodo de tiempo,
Leonia había ido a pasar con sus tíos unas vacaciones, por lo que
ninguno de ellos podía ir en persona.

El cuatro de Junio de 1897,
Teresa  comenzó a escribir su segundo manuscrito. Pero la primera
semana de Junio fue muy traumática para
Teresa  porque decayó rápidamente. Paulina estaba
muy alterada y se sentía culpable por haberle hecho empezar este escrito. Pero al contrario,
Teresa estaba feliz de saber que la segunda parte de su vida iba a ser escrita. Paulina le dijo:
“seré tu heraldo; proclamaré tus gestas de valor; trataré de que el mundo ame y sirva a Dios
por todas las luces que El te ha dado, luces que nunca se apagarán (LCM) Después de todo lo
que hare por ti, ¿Me bendecirás? ¿Caerá el polvo de tus alas de ángel sobre mí desde el Cielo?
Tu presencia se necesitará en todos sitios en mi vida después de tu muerte. Cuando me
desperté esta mañana, la aptitud de
Teresa hacia su muerte estaba cambiando. Dios me habló
y me dijo “Tu hermana pequeña ha estado rezando por ti, ese es el secreto de dónde me
viene mi fuerza. Por ello, te doy gracias y te guardo cerca de mi corazón.”(LCM)

Mi “pequeña madre”, a la que quiero tanto, la que preparó todo para mi primera comunión
cuando yo era solo una niña, a ella le pido que prepare mi camino a nuestra patria.

A pesar de que su actitud  hacia la enfermedad de  
Teresa estaba cambiando, Paulina busco la
protección de Nuestra señora de la Victoria. Una novena de misas se dijo pidiendo por la
curación de
Teresa. Pero el nueve de Junio Teresa lo percibió de otra manera y dijo que
Nuestra Señora, quien ya la había curado cuando era una niña, no la iba a curar de la misma
manera. El único consuelo que Nuestra Señora dará será a Paulina, quien está más apenada
por mi futura muerte que yo misma. El catorce de Junio, cuando la Novena acabó, la condición
de
Teresa mejoró levemente. Paulina tomó a cargo el administrarle las medicinas que su tío
Isidore y su primo, el doctor La Neele enviaban. Le apenaba mucho ver a su hermana recibir
los dolorosos tratamientos prescritos, y lloró mucho más presenciándolo que la propia
enferma recibiéndolo. Después la acompañó a su  celda y se arrodilló al lado de su cama
pidiéndole perdón por causarle tanto sufrimiento más aún por el hecho de que este tratamiento
le impedía recibir la Santa Comunión al causarle muchos dolores. Pero
Teresa Se volvió y
mirándola le dijo en una suave voz, que no era ningún sufrimiento para ella recibir la Santa
Comunión.

Como un gesto cariñoso de consuelo hacia sus hermanas Paulina,
María, Leonia y Celina les
dio una pintura con un poema. En el poema, les describía su futuro viaje de vuelta para estar
con  Jesús para siempre. Lo más importante de su mensaje a sus hermanas, fue que les pidió
que recordasen la importancia de Amar sobre todas las cosas. También les reiteró su
compromiso eterno de servir y amar a Jesús completamente. Ella quedó en paz.

Esa tarde, el quince de Junio de 1897, Paulina se sentó junto a
Teresa y le preguntó: “Me
olvidarás cuando llegues al Cielo?”
Teresa la miró y recitó un verso de Juan, 14,3 “Me iré y
prepararé un lugar para vosotros. Vendré de nuevo y os llevaré Yo mismo porque donde Yo
voy vosotros también vendréis” (B)

Paulina había pintado miniaturas de la Virgen Madre sosteniendo al niño Jesús para la priora.
La Madre María de Gonzaga con ocasión de su fiesta. Las llevo a
Teresa antes de entregarlas.
Amorosamente,
Teresa  tocó con la punta de sus dedos la cabeza del niño Jesús y dijo; “las
tomo todas bajo mi protección” (LC)

Paulina había acabado sus obligaciones diarias  y cuando fue a la celda de
Teresa para
comprobar como estaba, el día 3 de Julio. Durante su conversación sobre el tema de la muerte.
Paulina mencionó la tradición Carmelita de poner una palma en la mano de la monja muerta
mientras ella está en el ataúd. Pero
Teresa la miró amorosamente y le dijo, “A veces soltaré la
palma para estar a tu lado cuando necesites cualquier gracia.”

Días más tarde, la condición física de
Teresa  se deterioró hasta ser evidente cuando empezó a
vomitar sangre de nuevo. Paulina, a la misericordia de Nuestra Señora, rezó junto a su estatua
para pedir que el vomito de sangre parase. Guardó Vigilia en su honor y encendió una vela. Al
final del día, los vómitos de
Teresa  pararon para el resto de la noche.

Teresa fue trasladada a una celda en la enfermería  permanentemente el 8 de Julio. Se tuvo
gran consideración en cuanto a darle los últimos ritos. Paulina se sentó al lado de su cama en la
enfermería e intentó consolarla. Los ojos de
Teresa brillaban con las lágrimas porque se sentía
abrumada  por el cuidado que le dio Paulina. Reflexionaba sobre los recuerdos de su infancia y
de su frágil estado de salud al ser adulta. Le dijo a Paulina, “Siempre me has cuidado
durante toda mi vida. Cuando vaya al Cielo, tomaré la oportunidad de devolverte las gracias
que me diste mientras estuvimos aquí en el exilio.  No sólo te devolveré todas las gracias que
me diste sino que las multiplicaré sin mesura.”

Paulina tenía el hábito de vigilarla. Después de que
Teresa fuese trasladada a la enfermería, fue
evidente que no volvería a su celda. Paulina le dijo a
Teresa: “ahora cuando mire a la ventana
de tu celda, será muy doloroso porque sabré que ya no estás ahí.”
Teresa le respondió
diciendo: “Cada vez que mires a la ventana de mi celda, te recordará lo feliz que soy en el
Cielo, aunque haya muchos recuerdos que te asalten de las batallas que he luchado contra mi
enfermedad.” Paulina estuvo allí también para consolarla durante su enfermedad, llenando sus
días con puro amor.

El 14 de Julio, el médico vino y visitó a
Teresa. El Médico le dijo a Paulina que parecía que
estaba mejorando y que podía ser posible que se recuperase. Aunque
Teresa pensaba lo
contrario. Ella sabía que Dios la estaba llamando a su casa en el Cielo.
Teresa  quería que su
enfermedad terminase pronto y así hacer que sus hermanas Paulina y
Celina no sufriesen más.
Ella admiraba a Paulina y le decía lo mucho que la quería. Tú sabrás lo mucho que te quiero
pronto, muy pronto.

El 18 de Julio,
Teresa había respondido a la carta del Padre Belliére. En la carta, ella intentó
consolarle ante la inminencia de su muerte. Previamente, ella le pidió que rezase por Paulina  
para que viera su muerte, no con amargura, sino como una bendición. Tanto el Padre Belliére
como Paulina veían la muerte de
Teresa como una gran pérdida. Lentamente, las plegarias de
Teresa fueron respondidas, la actitud de Paulina acerca de su marcha al Cielo estaba
cambiando, y que Paulina se daba cuenta, de que, aunque iba a perder a su hermana en la
Tierra, siempre la tendría en el Cielo. Por eso,
Teresa le pidió al Padre Belliére que continuase
rezando por Paulina para que ambos se consolasen ante su muerte Por favor, reza por mis
intenciones porque quiero a mi hermana Paulina “ mucho más porque es la Presencia viva de
Jesús para mi”

El 21 de Julio, Paulina fue a la enfermería para ver cómo estaba su hermana y hacer pequeños
gestos que confortasen a su hermana. Cada día
Teresa esperaba ver a Paulina y comentarle lo
que realmente significaba para ella que Paulina estuviese con ella. Cada vez que Paulina llegaba
para verla su espíritu se llenaba con alegría.
Teresa sabía que no hacía falta que diese mucho de
su tiempo a Paulina porque era ella la que siempre le daba mucho.

La angustia de ver a
Teresa sufrir añadía sufrimiento al esfuerzo físico que Paulina ya sufría.
El 27 de Julio
Teresa viendo lo que su hermana estaba sufriendo cuando Paulina entró en la
enfermería los papeles se invirtieron y Paulina se convirtió en la paciente y
Teresa insistió en
que Paulina tomase la medicación que el médico le prescribió.

La angustia de ver a
Teresa sufrir añadía sufrimiento al esfuerzo físico que Paulina ya sufría. El
27 de Julio
Teresa viendo lo que su hermana estaba sufriendo cuando Paulina entró en la
enfermería los papeles se invirtieron y Paulina se convirtió en la paciente y
Teresa insistió en
que Paulina tomase la medicación que el médico le prescribió.

La Unión espiritual entre Paulina y
Teresa era muy fuerte. Ellas tenían un lazo especial. Sin
tener que decir una palabra, todo era revelado en sus almas. El 27 de Julio cuando Pauina entró
en la enfermería,
Teresa le dijo lo fuerte que era su unión. Ella le dijo: “La pequeña madre es
mi teléfono, sólo tengo que pegar mi oído cuando ella viene, y lo sé todo.” (LC)

Teresa se recostó en su cama y cogió un abanico que le habían dado las hermanas Carmelitas
de Saigón el 30 de Julio. Como sus hermanas
María, Paulina y Celina estaban sentadas junto a
su cama,
Teresa cogió el abanico y empezó a abanicarlas. Las miró  amorosamente mientras
seguía abanicándolas y dijo: “Estoy abanicando a las santas en lugar de a mí misma, estoy
abanicándoos para hacer algo bueno porque vosotras sois santas” (LC)

El 1 de Agosto, Paulina trajo el manuscrito de  
Teresa para que ella lo revisase. Teresa lo
releyó y se abrumó por la emoción de leer lo que había escrito.
Teresa se volvió hacia Paulina
y le advirtió. Ella le dijo a Paulina: “Por favor no dejes que nadie sepa que he escrito este
manuscrito hasta que haya sido publicado con la excepción de la Madre María de Gonzaga.
“Madrecita”, si le dijeses a alguien algo sobre el manuscrito el demonio pondría varios
obstáculos en tu camino y tu habilidad para hacer que se publique sería extremadamente difícil.”
Poco sabía Paulina en ese momento lo que le esperaba en el futuro respecto al manuscrito de
Teresa, Paulina fue a la enfermería el 5 de Agosto para consolar a Teresa y ver si ella estaba
hacienda frente a la enfermedad. Durante su conversación, Paulina le contó cierto incidente que
ella había sufrido,
Teresa la miró y le dijo que como Madre, la representante de Cristo con sus
hermanas no debería dejar que nadie supiese que ella estaba sufriendo. Es mejor para una
hermana ser capaz de confiar a su madre sus sufrimientos sin saber que su madre compara sus
propios sufrimientos con los de su hermana. Repitiendo a Paulina lo que ella le había dicho ya
una vez cuando eran niñas.

Algunas veces
Teresa sufría enormemente, si vomitaba sangre o se ahogaba. Paulina rezaba
reverentemente a Nuestra Señora y le pedía que aliviase los síntomas de la enfermedad de su
hermana.
Teresa  por otro lado le pedía que no molestase a Nuestra Señora  para aliviar sus
síntomas. El 17 de Agosto,
Teresa  se refirió a su hermana Celina. De forma jocosa, Teresa le
dijo a
Celina después de que Paulina le hubiese dicho antes, que iba a rezar por ella: “Ella
(Paulina) le rezó a María, y ya no tengo hipo.” (LC)

La condición de
Teresa continuó empeorando en Septiembre. Cuando el aniversario de su
profesión unos días más tarde, los síntomas de su tuberculosis se escondieron muy bien. Los
médicos fueron engañados por esto cuando fueron a visitarla. El 11 de Septiembre, Paulina
vino a ver como estaba. Mientras Paulina se sentaba junto a su cama hablándole.
Teresa hizo
una profecía a Paulina. De todas las hermanas,
María, Leonia y Celina, Paulina era la última de
sus hermanas en dejar la tierra  y entrar en el reino del Cielo. No sería su tiempo hasta que
Paulina completase el trabajo que
Teresa tenía que hacer desde el Cielo. Al menos, mientras
haya algunas almas que necesitaban de su guía, entonces Dios enviaría por ella.  Es cierto que
de las hermanas de
Teresa, Paulina vivió hasta más edad que ninguna, pero Celina, por otro
lado, murió ocho años más tarde que Paulina.

Teresa le dijo a Paulina cuanto la quería. Cada día, cuando oía llegar a alguien, creía que se
trataba de su hermana y, si no lo era, su alma se entristecía.
Teresa la veía como la luz que
persigue a la oscuridad, como la canción que cantaba su alma, incluso cuando no hablaban.

El 24 de Septiembre, fue el aniversario de cuando
Teresa recibió el velo. Paulina recibió
permiso de su priora para que celebrasen una misa en su honor. Más tarde, fue a verla, pero
no pudo creer lo que vio: sus síntomas no habían cambiado y sufría inmensamente.
Teresa se
dio cuenta del sufrimiento de su hermana, y le pregunto si se había celebrado la misa para que
mejorase su salud.  Paulina le confirmó este hecho, diciendo que “Era para su propio bien”,
a lo que su hermana respondió que “Debe ser la voluntad de Dios que sufra”.Durante esta
conversación,
Teresa describió su vida como una hoja muerta, colgando de una telaraña junto
a la ventana de la enfermería, señalando que su vida estaba colgando de un hilo.

El 29 de Septiembre, tuvieron lugar las últimas horas de sufrimiento de
Teresa. Los signos de
su inminente muerte eran más  evidentes que nunca. Sus hermanas estuvieron a su lado,
mientras se rendía al sufrimiento. Paulina quiso acomodarla leyéndole sobre el Arcángel San
Miguel, a pesar de que sufría un fuerte dolor de cabeza.
Teresa se dio cuenta de que su
hermana sufría y le pidió que descansara en su celda, a lo que accedió poco más tarde. Al
levantarse el sol, Paulina fue a acompañar a
Teresa durante la misa, consolándola mientras
sufría periodos de sofoco, diciéndole cuanto la quería y la bendición que suponía haberla tenido
en su vida.

Celina le dijo que debería ofrecer su última mirada a Paulina, pero Teresa quería ofrecérselo a
la Madre María de Gonzague por respeto,  que su hermana no debía ofenderse si no le ofrecía
su última mirada, porque quería dársela a la persona que más lo necesitara. En pocas horas, la
condición de
Teresa empeoró mucho, a penas podía respirar y su piel se volvió púrpura, así
como grandes gotas de sudor caían por su cara.

Paulina salió corriendo de la enfermería ya que no soportaba ver a su hermana sufrir tanto.
Llegó hasta las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y Santa Margarita María, pidiéndoles
que aliviasen el sufrimiento de su hermana. Después, volvió a la enfermería y siguió rezando.

La comunidad fue llamada dos veces a la enfermería. Primero, a las cinco de la tarde, ya que
pensaron que
Teresa aún viviría unas horas más, por lo que la priora les dijo que podían irse.
A las siete, cambió de opinión y volvió a llamarlas..En este momento, fue cuando vieron el
ascenso de
Teresa al cielo. Agarrada a su crucifijo, murmuró cuanto amaba a Dios, yendo a un
estado de éxtasis y respirando una vez más antes  de dirigir su última mirada a
Celina a las
19:20 PM. Minutos después, Paulina le escribió a su hermana
Leonia, y a sus tíos, que estaban
rezando por la salud de
Teresa en la capilla Carmelita. Las hermanas hablaron con ellos en la
recepción del Monasterio a cerca del funeral de Teresa.

Una  vez que la comunidad dejó la enfermería. Paulina salió al patio a recoger la hoja muerta
con la tela de araña todavía intacta. La hoja muerta había caído al suelo debido a la fuerza del
viento que había habido durante el momento de la muerte de
Teresa, era la misma hoja que
Teresa había utilizado para simbolizar el estado en que se encontraba su vida el 26 de
Septiembre. Más tarde, Paulina,
María y la Sor Aimee de Jesús prepararon el cuerpo de Teresa
para el funeral.

El cuerpo de
Teresa fue llevado a la Capilla del monasterio donde todo el mundo podía ver su
cuerpo. El 4 de Octubre, tuvo lugar el funeral de
Teresa. Cuando la ceremonia acabó, Leonia
presidió la procesión hasta el monasterio.
Teresa era la primera Carmelita en ser enterrada en
este cementerio. Paulina pintó el nombre de
Teresa y sus fechas de nacimiento y muerte en la
cruz de madera que pusieron en la tumba.

Después del enterramiento,
Leonia fue a visitar a sus hermanas al Monasterio. Paulina quería
conservar la ropa de
Teresa intacta y le pidió que comprase toda su ropa para que no fuera
quemada o dada a otra hermana. Desafortunadamente, las sandalias fueron quemadas por
equivocación, pero la Madre María de Gonzaga, permitió que
Leonia comprase el resto de
objetos y ropa de
Teresa.

La siguiente tarea de Paulina, era conseguir que se publicara la autobiografía de
Teresa. Era
tradición del la Orden del Carmelo que después de la muerte de una monja, se enviase una
carta a todos los Carmelos de Francia y del mundo. Esto no iba a ser una tarea muy fácil para
Paulina porque había demasiados obstáculos en su camino. El manuscrito que
Teresa escribió
antes de su muerte estaba dirigido a Paulina y a
María. Para calmar la naturaleza susceptible de
la Madre María de Gonzaga y que no se ofendiese, Paulina borró su nombre y el de su
hermana de los manuscritos. Paulina los cambió por el de la Madre María de Gonzaga. Paulina
tenía miedo de que la Madre Superiora se ofendiese por el contenido del manuscrito y lo
quemase.

Paulina llevó entonces el manuscrito para que la Madre María de Gonzaga lo revisase, .
Después de leerlo, la Madre María vio al Padre Godfrey Madeline de los Padres Norbertinos
de la Abadía de Mondaye pidiéndole  que revisase el manuscrito. Paulina se lo entregó el 29 de
Octubre de 1897. El Padre Godfrey quería conseguir el imprimátur del Obispo, pero  éste
rehusó concederlo. Después de un segundo intento, el Obispo accedió a que el Censor de la
diócesis lo revisase. El Padre Godfrey hizo también varias recomendaciones. Pidió a Paulina
que eliminase algunas de las frases o expresiones “demasiado personales” para el público
general o que eran demasiado repetitivas. El también puso el título  de “La Historia de un
Alma”, dividiendo el manuscrito en capítulos. El 8 de Marzo de 1898, el Padre Godfrey, le
comunicó a la Madre María que había recibido el permiso  o imprimátur para que el libro fuera
publicado.

Los cambios hechos en el manuscrito no preocuparon a Paulina puesto que
Teresa  la autorizó
a hacer los cambios en el manuscrito que considerase necesarios. También le pidió que
incluyese pensamientos a cerca de la Caridad, de la Justicia divina y de tener confianza en Dios.

Paulina se preocupó que su tío Isidoro fuera el que se ocuparse de los detalles de la publicación
con la editorial. Convenció a la Madre María de Gonzaga de que permitiera publicar los
manuscritos en lugar de la carta – obituario a los Monasterios Carmelitas. En Octubre de 1898,
Paulina  superó todos los obstáculos hasta conseguir la publicación de “La Historia de un Alma”.

El 28 de Enero de 1899,
Leonia hizo el cuarto intento para ingresar en el Convento de la
Visitación de Caen. Esta vez, tal y como
Teresa había predicho , para siempre. Las hermanas
de
Leonia estaban muy excitadas pero también preocupadas. Todas ellas, la animaron con sus
cartas y oraciones.

Paulina tuvo la oportunidad de ver a
Leonia brevemente en 1902. Ella y la Madre María de
Gonzaga viajaron a Valognes, al nordeste de Normandía, en viaje de negocios. Fue un regalo y
una bendición para
Leonia porque ella creía que nunca iba a volver a ver a sus hermanas otra
vez.

Era otra vez el momento de elegir a una nueva Priora y el 19 de Abril de 1902, Paulina se
convirtió en la nueva Priora del Monasterio.

Paulina celebraba su santo el 21 de Enero de 1903. Era tradición del Carmelo de hacer algún
tipo de regalo a la monja que celebrase su santo. Una de las antiguas novicias en tiempos de
Teresa, la Sor María de la Trinidad, compuso un libro con los cuatro Evangelios y le tituló “
Historia de la Vida de Nuestro Señor Jesucristo”. Paulina se sintió realmente agradecida por tan
bello regalo.

En 1904, a la Madre María de Gonzaga le diagnosticaron con un cáncer en la lengua. Su salud
se deterioró rápidamente y fue trasladada a la enfermería. A pesar de las diferencias entre ellas,
Paulina dedicó todo el tiempo posible en el cuidado de la Madre María. El 17 de Diciembre, la
Madre María miró a Paulina y le dijo” He ofendido a Dios más que nadie en esta comunidad. Y
no confiaría en ser salvada sino tuviera a mi pequeña
Teresa para que intercediera por mí”.

La Sor María de la Eucaristía, prima carnal de Paulina y monja carmelita desde 1895, fue
diagnosticada con tuberculosis. Todas las hermanas Martin tenían una relación muy estrecha
con la familia Guérin  especialmente después de la muerte de su padre. Para Paulina  era como
si la historia se repitiese otra vez. Y aunque el Dr La Neele  e Isidore Guérin se vieron
incapaces de  contener el avance de la enfermedad. Ni la ciencia ni las plegarias que Paulina y
la comunidad  buscando la intercesión de
Teresa, impidieron la muerte de María Guérin ese
mismo año.

En un sueño, una Hermana oyó que
Teresa le decía  “Si oyes mi voz después de que la Sor
María de la Eucaristía muera, sabrás que está en el Cielo conmigo” Al mismo tiempo que María
Guérin moría, esta Hermana escuchó la voz de
Teresa.

La devoción e interés sobre la vida de
Teresa, crecía y, a medida que los años pasaban, era
imposible para Paulina contestar a todas las cartas que recibía, que, a veces, superaban en
cientos cada día. Pero una de las cartas captó la atención de Paulina. Estaba escrita por la Sor
Estanislao del Sagrado Sacramento del Monasterio de Boston, que tenía una de las primeras
ediciones de “La Historia de un Alma”. Ella estaba profundamente atraída por el libro y por el
“Pequeño Camino”. Y comenzaron una correspondencia en la que la Hermana buscaba
consejo de Paulina. La Sor Estanislao fue, más tarde, una de las fundadoras del Carmelo de
Filadelfia. Su devoción era tan profunda que las Hermanas la conocían como “La pequeña Flor
de Filadelfia”.


Escrito cerca:: R. Hann
Traducido cerca Yolanda y familia


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Helmuth Nils Loose, Pierre Descouvemont. Thérèse and Lisieux (TOL)
Trans: Salvatore Sciurba, O.C.D. and Louise Pambrun, Grand Rapids, Michigan Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1996
Gibbons, James Cardinal. Holy Bible (Douay-Rheims) 1899 Edition. (B)
Baronius Press Unlimited, London, United Kingdom, 2005        
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