Por las tardes, Paulina ponía a Teresa sobre sus rodillas, sacaba un libro religioso y se lo leía.
Después de leérselo
Teresa hacía multitud de preguntas, en una ocasión en concreto Teresa
estaba muy preocupada acerca de que las buenas acciones de cada persona, grandes o
pequeñas, no compartirían igualmente la Gracia de Dios. Paulina le dijo que trajese un vaso de
su padre y un dedal. Entonces llenó ambos de líquido y le preguntó a
Teresa que cual de los dos
estaba más lleno.
Teresa respondió que ambos estaban igualmente llenos. Paulina le explicó a
Teresa que las buenas acciones de cada persona, independientemente de su posición en la
sociedad, tendrían un lugar igualitario en la Gracia de Dios. No hay razón por la que se deba
sentir envidia por lo que otro ser humano ha hecho o dejado de hacer por la Gracia de Dios.

Las preparaciones para el comienzo de la educación formal de
Teresa eran una prioridad para
Paulina antes de que ésta entrase en una escuela Benedictina en Lisieux. Paulina dio lecciones
a
Teresa no sólo sobre gramática, catecismo, sino también sobre Piedad. Paulina acostumbró a
Teresa a los rigores de la escuela antes de ir a ella, impartiéndole las lecciones y luego
calificándoselas.
Teresa fue premiada por sus éxitos pero también reñida por sus faltas. Años
más tarde,  
Teresa se preguntaba: “me he preguntado muchas veces como fuiste capaz de
criarme con tanto amor y ternura sin malcriarme. Nunca permitiste que una falta mía quedase
sin una reprimenda y cada queja era verdaderamente merecida.” (SST)

Teresa iba a alcanzar la edad de su primera confesión. Para prepararla Paulina hacía que
examinase su conciencia cada día para ver si cometía o no algún pecado. Paulina le pidió que
confesase sus pecados al sacerdote como si estuviese hablando con Dios.
Teresa le dijo a
Paulina sobre su primera confesión: “Me dijiste que cuando estuviese confesando mis pecados
al sacerdote, realmente lo estaba haciendo a Dios. Te pregunté si debería también decirle que
le amaba como si fuese Dios en carne viva y tu dijiste que si.”  Paulina trabajó con
Teresa en
el estudio del catecismo para prepararla para su Primera Comunión. Más tarde,
María siguió
enseñándole, cuando Paulina entró en la comunidad Carmelita.

La Generosidad fue siempre el espíritu que reinó en la casa de la familia Martin. Les
Buissonnets no sería una excepción. Los pobres se agrupaban alrededor de la casa cada lunes
para recibir algún tipo de caridad. Paulina hacía que
Teresa se encontrase con ellos en la
entrada de la casa para enterarse de cuáles eran sus necesidades. Cuando se enteraba,
Teresa
volvía y se lo contaba a Paulina. Paulina entonces decidía que distribuir a cada uno, si comida,
ropa o dinero para los necesitados. Incluso si la persona que lo necesitaba no podía ir a su casa,
ellos hacían el esfuerzo de ir a las casa y ayudarles. Fue una gran lección para
Teresa que
Paulina le enseñó, el hacer frente a sus temores y superarlos.

Durante los momentos de relajación y descanso las niñas se
sentaban junto al rio, donde dibujaban el paisaje o trabajaban
en sus bordados mientras su padre pescaba. Paulina preparaba
siempre una cesta de comida para sus pequeñas aventuras.
Después de cinco años en Les Buissonnets, fue momento para
que Paulina respondiese a su llamada a la vida religiosa. Ella tenía
en mente el convento de la Visitación en Le Mans. Viajaba
muchas veces a su antiguo Internado, donde hablaba con la Madre
Superiora acerca de entrar en el convento. Pero Dios tenía otros
planes para que ella le sirviese. El 16 de Febrero de 1882, mientras
rezaba frente a la estatua de la Virgen del Monte Carmelo en la
Iglesia de San Jaime, Paulina recibió la revelación de que tenía
que convertirse en monja carmelita. Siguiendo esta revelación
Paulina empezó a visitar frecuentemente el Monasterio de las
Carmelitas en Lisieux, donde hablaba con la Priora acerca de
entrar a formar parte de su Orden. Pero en aquel momento, en                
Carmel de Lisieux
el que ella quería entrar no había sitio para ella en el Monasterio.
Así que buscó la opción de entrar en el Monasterio Carmelita de Caen. Justo en el momento
en el que Paulina estaba a punto de aceptar entrar en este monasterio, una postulanta del
Monasterio Carmelita de Lisieux murió de repente, dejando la vacante libre para que Paulina
pudiese entrar.

Paulina tenía la enorme tarea de contarle a su padre sus intenciones de entrar en el Monasterio
Carmelita. Preocupada por cómo reaccionaría. Paulina se lo dijo cuando él acababa de rezar.
Para su sorpresa, él tomó las noticias con mucha calma. La única preocupación que su padre
tenía era por los frecuentes dolores de cabeza que Paulina sufría. Aunque, más tarde ese día,
él se acercó a ella y le dijo: “Mi Paulina, te doy permiso para entrar en el Carmelo por tu propia
felicidad, pero no pienso que esto sea un sacrificio mío, porque te quiero mucho.” (SF)

Por otro lado, Paulina nunca tuvo la oportunidad de decírselo a
Teresa. Mientras Paulina y
María estaban hablando sobre su entrada, Teresa las oyó hablar y se lo tomó muy mal. Corrió
a su dormitorio y empezó a llorar. Se sentía traicionada porque Paulina se iba sin ella.
Previamente, ellas habían hablado de ser “dos ermitañas en el desierto” y el Carmelo iba a ser
el desierto de Paulina.

Teresa pensaba que Paulina hablaba en serio, aunque, cuando ésta se lo dijo no era en serio.
Para
Teresa fue la primera percepción de que perdería a otra madre. Más tarde ese día, Paulina
le explicó a
Teresa sus razones para dejar su hogar calmando así sus
miedos.                                                                                   
                                                                                                                           
Antes de entrar en el Carmelo en octubre, Paulina y su familia fueron de viaje juntos a Alencon
por última vez. Allí estuvieron con la madrina de Paulina, Paulina Romet. Como señal de
respeto hacía su amada madres y hacía sus hermanos y hermanas, fue al cementerio y rezó
junto a la tumba de su madre. Paulina quería decir su último adiós antes de entrar. Justo al
llegar a Lisieux, Paulina pasó algún tiempo preparando sus cosas para el gran día.

El 2 de Octubre de 1882, Paulina entró en el monasterio Carmelita como postulanta. Luis, su
tío Isidoro y
María la acompañaron a la capilla para ir a Misa. Después de la Misa, Paulina  dijo
adiós a su familia y entonces fue bienvenida en la puerta del claustro por la Madre Genoveva.
Acompañada por una de las hermanas, le mostraron el monasterio. La llevaron a su nueva celda
donde se cambio de ropa y vestida con un “largo vestido azul cubierto por una capa negra
y un gorro oscuro.” (TOL) La iniciación en las tradiciones de la Orden Carmelita había
comenzado para Paulina. Más tarde ese día, le dieron la oportunidad de ver a sus hermanas
pequeñas
Celina y Teresa durante unos 30 minutos mientras ella estaba detrás de la reja en la
zona de recepción.

Teresa aún estaba dolida por la marcha de Paulina y le dijo: “Fui débil, tan débil que pensé que
se me estaba sometiendo a una prueba que pareció muy por encima de mi fortaleza.” (ST)
Paulina la consoló explicándole porque había entrado en el monasterio Carmelita. “Mi vocación
no es donde vivo o con quién vivo o cuantas oraciones rezo. Es simplemente una llamada del
Señor, una invitación a que me acerque a Él en una vida de total consagración.” (ST)

Teresa tuvo una misteriosa enfermedad, que duro varios meses después de que Paulina entrase
en el convento. La familia incluso pensó que no podría atender a la ceremonia de toma de
hábitos de Paulina en Abril. Pero
Teresa  recuperó fuerzas, lo bastante para ir a la ceremonia
de su hermana. Más tarde,
Teresa dijo que la enfermedad durante ese tiempo la había causado
el demonio mismo. El demonio no quería que Paulina entrase en el monasterio carmelita y
estaba enfadado sobre  las posibles represalias que la familia Martin tomaría en el futuro.

El 6 de Abril, Paulina se convirtió  oficialmente en novicia y fue bautizada con el nuevo nombre
de Sor Inés de Jesús. Paulina dejo el claustro y se reunió con su padre que fue rápidamente a la
puerta. Acompañada de su padre, se fue a la zona de recepción para ver a su familia. Cuando
Paulina estaba reunida con su familia,
Teresa se acercó a ella y Paulina la sentó en sus rodillas
donde le dio un montón de besos para consolarla. Después de esa breve reunión, era
momento de que la ceremonia empezase. Paulina, en su bonito vestido de novia, vestida de
satén blanco y con su cabeza cubierta de un velo de encaje, fue acompañada por su padre hasta
el altar. Padre Ducellier, el consejero espiritual de Paulina era el oficiante de la ceremonia. La
familia se sentó cerca en la capilla. Después de la ceremonia, el padre de Paulina la acompañó
de vuelta a la puerta del claustro donde fue recibida por la Priora. Paulina anduvo por la
habitación del coro donde se quitó el vestido de novia y los reemplazó con su hábito de monja
y un velo blanco. Paulina fue autorizada a ver a su familia una vez más pero esta vez tendría
que estar oculta detrás de la reja. En honor de la ceremonia de Paulina, su padre, dio al
monasterio Carmelita dos candeleros dorados de bronce con cristales.

Durante el tiempo del noviciado de Paulina, ella aprendió la práctica de la devoción del a
Sagrada Cara bajo la dirección de Madre Genoveva de Santa Teresa. En el monasterio
Carmelita de Tours, una hermana recibió revelaciones sobre los misterios de la Sagrada Cara.
Después de aprender estas revelaciones, Madre Genoveva entonces invocó la práctica  
de esta devoción en su propio Monasterio. Paulina siguió fielmente la devoción de la Sagrada
Cara. Cuando sus hermanas vinieron  a unirse más tarde, ella les introdujo esta devoción
también. Más tarde
Teresa dijo: “Fue Paulina quien me desveló la profundidad de los tesoros
escondidos en la Sagrada Cara por el Salvador.” (SG)

Las enseñanzas de San Juan de la Cruz fueron esenciales en la devoción de Paulina. Ella
practicó las mortificaciones para liberar su corazón de las posesiones materiales, que de otra
manera prevendrían que ella sirviese a Dios completamente. Llenando este hueco en su
corazón, lo volvería hacía un amor incondicional a Dios. Paulina usaría la oración como foco
central de su búsqueda de Dios y permitiría que Él reformase su corazón. Paulina no usaba la
oración para buscar lo que ella quería sino para lo que Dios quería para ella. Como acto de
devoción hacia Dios, Paulina hacía muchas penitencias para salvar muchas almas.

Los talentos de Paulina para pintar miniaturas, de niña, trascendieron a su vida en el
monasterio. Usó sus extraordinarios talentos para pintar imágenes religiosas en tarjetas, cartas
y estatuas. Escribió adorables trabajos de poesía promocionando el amor incondicional a Dios
para ser fiel. Paulina fue también asignada con la tarea de dar sus servicios para proveer a la
Comunidad, organizando la zona de comedor para cada una de las comidas de la comunidad.

Aunque Paulina vivía en el monasterio, siguió preparando a
Teresa para su primera comunión.
Paulina le dio un cuaderno de terciopelo azul, con sus iníciales grabadas. Ella tenía que hacer
una lista con todos sus sacrificios  y actos de caridad cada día y equipararlo con una flor.
Cuando ella iba a recibir la Primera Comunión, lo coordinaron para hacerlo el mismo día que
Paulina hacía su Profesión, ella podía enseñar  cuantos sacrificios había hecho por Jesús,
mediante la representación de flores. Paulina la animó a que amase cada acto de caridad y
sacrificio que hiciese. En una carta, Paulina refuerza esta idea diciendo: “Sabes, querida, que
tus flores necesitan calor para florecer a los pies de Jesús.” (TL) Aunque, más tarde, la
hermana de Paulina sería conocida como la “pequeña flor”, sacrificándose por Jesús.

A medida que los días se acercaban para la Primera Comunión  de
Teresa, Paulina le envió una
tarjeta blanca y negra en la que  había una imagen de Jesús detrás de una reja, debajo había una
flor  con el nombre de Pauline escrito debajo.  Cuando
Teresa vio la imagen de Jesús detrás de
la reja, le dio esperanza de que un día ella también sería una flor para que Jesús arrancase.

El 8 de Mayo de 1884, Paulina hizo su Profesión en la Orden Carmelita. Vestida con un velo
blanco de novicia, llevo una corona de rosas alrededor de la cabeza. Entró en la habitación del
capítulo y anduvo hacia la Madre Genoveva. Se arrodilló delante de ella e hizo sus votos con
sus hermanas Carmelitas como testigos. Debido a la Regla de la Orden Carmelita, la familia de
Paulina no estaba autorizada a ver la ceremonia de profesión. Aunque, más tarde, su familia fue
a visitarla en la zona de recepción donde la felicitaron y congratularon por haber hecho su
profesión.

El padre de Paulina le dijo lo “Orgulloso que estaba de ella y lo agradecido que estaba a Dios
por haberle dado una vocación tan alta.” (SF)

El 16 de Julio de 1884, la familia Martin fue a la capilla Carmelita para ver la ceremonia final
de toma de hábitos. Su padre tuvo el honor de asistir al Padre Ducellier durante esta ocasión
especial. El velo blanco de Paulina fue sustituido por uno negro. Una corona de rosas fue
puesta sobre el velo negro. Después de la ceremonia, la familia vino a visitarla en la zona de
recepción.
Teresa viendo a Paulina en su nuevo hábito negro, se dio cuenta de que ya no iba a
ser la madre sustituta que una vez había sido. “Ella siempre me quiso, rezo por mí, pero a mis
ojos se convirtió en una Santa.” (TL) Paulina había tomado los últimos pasos para dar su vida
entera a Dios.

María, la hermana mayor de Paulina, mostró interés en unirse a Paulina en el monasterio
Carmelita. Ella también, tenía vocación, con algunas reservas sobre la austeridad de la Orden
antes de entrar. El 15 de Octubre de 188, Paulina abrió sus brazos para recibir a
María en el
monasterio Carmelita. Se le dio el privilegio de acompañar a
María alrededor del monasterio así
como de iniciarla en las tradiciones y normas. Las dos hermanas que una vez fueron
inseparables mientras estaban en el Internado, ahora estaban juntas de nuevo.

Teresa, la hermana más joven de Paulina, también mostró interés en unirse a la Orden
Carmelita. Paulina le preguntó si quería ir porque ella estaba allí o si realmente
Teresa tenía
vocación para ser Carmelita.
Teresa le aseguró que realmente quería ser carmelita. Paulina le
explicó los rigores de ser carmelita. Aún así, no convenció a su hermana para olvidar sus
intenciones de unirse al monasterio. Paulina urgió a su hermana a hablar con la Priora y
hablarle de sus ambiciones de convertirse en Carmelita.

La Priora accedió y le dijo que ella necesitaba permiso del Obispo para entrar en la Orden tan
joven. Este obstáculo no lo era a los ojos de
Teresa. Su tío Isidoro era opuesto a la idea de que
entrase en el monasterio. Paulina intercedió a favor de su hermana escribiendo a su tío y
convenciéndole de que le diese permiso. Después de recibir la carta de Paulina, su tío accedió
a la entrada de
Teresa.

Cuando
Teresa fue a ver al Obispo Hugonin, él se opuso a la entrada en el monasterio por la
edad de ella. Sólo quedaba una opción que era ver al Papa mismo y pedirle permiso. Antes de
que la familia fuese en peregrinaje. Paulina insistió en que
Teresa no hablase con el Papa sobre
su entrada. Pero se retractó después de que la familia dejase Lisieux. Paulina instruyó a
Teresa
sobre lo que tenía que decirle al Papa en un mensaje que le envió mientras estaban en Roma.

Canon Deatroëtte oyó lo que estaba pasando en Roma. Fue a ver a Paulina y a su Priora. Se
volvió muy caustico en su forma de tratar a ambas y siempre se opuso a la entrada en el
convento.

Paulina recibió una reliquia de la Iglesia de St. Inés de parte de
Teresa y Celina después de que
volviesen de su peregrinaje por Italia. Era una pequeña pieza de mármol con un mosaico que
había caído mientras estaban allí. El mosaico era original del tiempo en el que la iglesia fue
construida.

Teresa quería enterarse si el Obispo Hugonin había cambiado de opinión sobre su entrada al
Monasterio Carmelita. A principios de Diciembre de 1887, Paulina ayudó a
Teresa a escribir
una carta al Obispo Hugonin. Paulina editó la carta y pintó una bonita tarjeta que la
acompañaba. El 15 de Diciembre,
Teresa le envió finalmente la carta.

A finales de Diciembre de 1887, Obispo Hugonin cambió su opinión y garantizó a
Teresa la
entrada en el Monasterio Carmelita. Paulina sugirió que su hermana pequeña entrase después
de Semana Santa. No sólo por la Cuaresma sino también para dar tiempo al Canon  Deatroëtte
de sobreponerse a su oposición. Más tarde
Teresa recordaba este evento y decía a Paulina:
“sólo había una persona que me animase en mi vocación y fuiste tú Paulina… tu corazón es
fiel eco del mío. Pero cuando la crisis llegó, fuiste tú quien me indicó el camino a seguir.” (SS)

Después de todos los obstáculos que la entrada de
Teresa en el monasterio Carmelita
desapareciesen, ella le escribió a Paulina un mes antes de su entrada y le dijo: “Oh Paulina, soy
tan feliz de que el buen Dios me haya dado una hermana como tú. Espero que reces por tu niña
pequeña, que ella pueda corresponder a las Gracias que Jesús en Su Bondad  le dé. Ella
necesita de tu ayuda porque ella es muy poco de lo que quiere ser.” (CL)

Una tradición de la Orden Carmelita fue el que sus monjas profesadas fuesen a un retiro anual.
Durante el mes de Mayo, Paulina se iría de retiro coincidiendo con su aniversario como monja.
El retiro anual de Paulina era utilizado como una oportunidad para ofrecerse a Dios. Ella pasaba
10 días en aislamiento de las otras monjas. Cuando se viese obligada a estar en presencia de las
otras monjas ella ocultaba su cara. Si había necesidad de cualquier comunicación con las otras
monjas se hacía por escrito y sólo después de que la Priora diese su consentimiento.

En Enero de 1889, Paulina se puso muy enferma. Sufría constantemente de dolores de cabeza
severos lo que hizo difícil que cumpliese con sus deberes.
Teresa estaba muy preocupada por
ella y pensó que podía morir. Su ceremonia de novicia iba a ser el 10 de Enero y ella quería que
Paulina fuese testigo de cómo ella tomaba el velo. Esto significaba mucho para
Teresa,
especialmente después de haber superado tantos obstáculos para entrar en el convento.
Teresa
envió una nota a Paulina diciendo: “Sé que tienes un dolor de cabeza terrible... esto me causa
dolor porque tengo miedo de que el amado Jesús te lo cause para que extiendas tus alas…No
mueras…Espérame que te seguiré.” (CL)

Paulina fue el mayor instrumento en ayudar a
Teresa a alcanzar su punto máximo de fe  
durante su noviciado. En Mayo de 1889, Paulina obtuvo permiso, de la Priora, para escribir
durante su retiro.
Teresa alude a esto cuando responde a la carta de Paulina: “Gracias a mi
querido corderito por dejar a su bebé cordero oír una vez más la música del Cielo. Fue una
brisa ligera para su rama… es el corazón, más que los ojos, el que fue capaz de oír la música
de Santa Cecilia. No perdió ni una palabra.” (CL)  El sueño de Paulina de vivir en una ermitaña
en el desierto aún resonaba en su corazón y mente. Paulina sentía que el propósito de su
existencia no sería ser mártir y derramar su sangre por Jesús. Sino el fruto de su existencia sería
dar todo su amor a Él y sólo a Él. Los severos dolores de cabeza de Paulina le ocasionaban
náuseas y vómitos lo que ocasionaba gran preocupación a sus hermanas. Ellas intentaban
vigilarla de cerca incluso cuando ella estaba de retiro. Sus hermanas mandaban notitas
animándola a soportar su sufrimiento por amor a Jesús.
Teresa escribió: “El corderito suplica
que no te vayas al Cielo. Si tu lugar está allí ya preparado, por favor, espérame para que
podamos ir juntar a casa. Rezo para que estés más tiempo aquí en la tierra, en exilio.” (CL)

El padre de Paulina sufrió varios ataques y fue enviado a Caen para ser vigilado. Durante este
tiempo de sufrimiento para la familia entera, ambas
Leonia y Celina se quedaron en Caen con
él.  El 27 de Abril de 1890 Paulina pintó un cuadro de 5 lilas soportando un paño de la Sagrada
Cara para el cumpleaños de
Celina. Cada lila representaba cada una de las cinco hijas. Las
Yemas sin florecer eran símbolo de cada hermano y hermana que habían muerto siendo niños.
El tallo mismo representaba a su madre y las espinas que envolvían la lila simbolizaban la difícil
situación de su padre. Paulina le dijo a
Celina: “Tú eres la lila más bella cuyos pétalos soportan
la Sagrada Cara.” (TOL) La Sagrada Cara se había convertido en el símbolo de la familia
Martin y su sufrimiento.

Teresa era constantemente humillada en frente de las otras monjas durante su periodo de
noviciado sin una razón justificable. Le molestaba a  Paulina ver a su hermana ser tratada
injustamente. Paulina se acercó a la Prior y le habló del duro tratamiento hacía su hermana.
Paulina pensó que la Priora se había sobrepasado en sus lecciones sobre humildad y quería
que se parase la forma de tratar a su hermana de esa manera. De todas maneras, la Priora no
estuvo de acuerdo completamente y respondió a Paulina diciendo: “Bueno, esta es una de las
desventajas de tener hermanas… ella tiene más orgullo de lo que tú piensas y necesita  ser
humillada constantemente.” (SO) Paulina escribió varias notas a
Teresa apoyándola y
consolándola durante este periodo de humildad.

En Mayo de 1890, Paulina tomó su retiro anual dentro del monasterio.
Teresa obtuvo permiso
para escribirle porque ella era aún novicia. Con su Ser inundado por las constantes
humillaciones sufridas a manos de la Priora,
Teresa alude a Paulina la necesidad de alguna
iluminación espiritual para ayudarla a aguantarlo.
Teresa le escribió: “Queridísimo cordero, ¿Lo
entiendes? Aunque mi corazón no puede expresar lo que siento… Tú, quien eres la antorcha de
Jesús para iluminar mis pasos en los oscuros caminos del exilio, ten piedad de mi debilidad,
escóndeme bajo tu velo y que yo pueda compartir tu luz.” (CL) En su momento, Paulina le
envió numerosas notas para consolar a
Teresa y darle esperanza e iluminación en su espíritu de
Fe. Paulina reiteró la necesidad de su hermana de centrarse solamente en Jesús y Jesús sólo.
Teresa responde y le dice lo bendecida que se siente  de que ella sea su “Madre sustituta”
también le dice que fue “ella quien le enseñó  a amar a Jesús, y a buscarlo sólo a Él.” (CL)
Paulina también le da importancia a que
Teresa siempre se quede escondida y no sea fuente de
iluminación para otros. Debemos buscar a Jesús para ser su sola fuente de Luz. “No nos dejes
decir una palabra que haga que otros piensen más de nosotros.” (CL)

Paulina mantuvo su objetivo en Jesús solamente. Juan 12:23-25 “Jesús les contestó, diciendo:
La hora ha llegado, que el Hijo del hombre sea glorificado. Amen, amen, Yo os digo a vosotros,
salvo que el grano de trigo al caer al suelo muera, el mismo quedará solo. Pero si muere, traerá
muchos frutos. Él que amo su vida la perderá; y si hubiese odiado su vida en este mundo,
guárdala para su vida eterna.” Él fue la única y verdadera fuente de amor para que ella superase
muchos obstáculos mientras estaba en exilio aquí en la tierra.

Al final de sus retiros, Paulina se reunía con sus hermanas una vez más y volvería a realizar sus
tareas diarias en el monasterio. Lo más importante,
Teresa siempre se emocionaba de tener a
su “Madre sustituta” de vuelta.
Teresa le dijo a Paulina en Mayo de 1890: “El pobre corderito
siempre tendrá de vuelta a su madre, al fin… Le doy gracias a Jesús por haberme dado a ti y
por entender las necesidades de mi alma. El Silencio, ese es mi lenguaje que te dirá todo lo que
pasa en mi alma.” (CL)

En Agosto de 1890, Paulina fue atacada verbalmente por la Priora y esta le dijo muchas veces
lo que le hacía daño en su corazón. Además del ataque negativo, Paulina sufrió de bronquitis,
para lo que el médico le prescribió que tomase un tónico de Quinina. Tuvo que quedarse
durante un tiempo en la enfermería durante su enfermedad. Fue un tiempo difícil para Paulina
tanto física como emocionalmente.
Teresa intentó consolarla en una nota que le escribió: “Si,
alegrías para nosotras será sufrir… La Gracia de ayer requiere la coronación y  Jesús te lo dio a
ti. Oh, a ti… quien eres mi luz, pide a Jesús que permita a nuestras almas que no se les prive y
que la oscuridad  las ilumine.” (CL)




Escrito cerca:: R. Hann
Traducido cerca Yolanda y familia

Bibliografía

Abbé Combes, ed. Collected Letters Of Saint Thérèse of Lisieux . (CL)
New York: Sheed & Ward, 1949.
Dolan, Albert H. Rev.. Collected Little Flower Works. Chicago: Carmelite Press, 1929. (CW)
---. Life of the Little Flower (CWa)
---. Living Sisters of the Little Flower (CWb)
---. Our Sister is in Heaven (CWc)
---. Where the Little Flower seems nearest (CWd)
---. The Little Flower’s Mother. Chicago: Carmelite Press, 1929. (CWe)
---. An Hour with the Little Flower (CWf)
---. God Made The Violet Too: Life of Léonie, Sister of St. Thérèse. (GV)
Chicago: Carmelite Press, 1948.
Piat, Stéphanie Fr. The Story Of A Family: The Home of St. Thérèse of Lisieux. (SF)
Trans: Benedictine of Stanbrook Abbey. Rockford, Ill.: Tan Books and Publishers, Inc., 1948.
Baudouin-Croix, Marie. Léonie Martin : A Difficult Life. (LM)
Dublin : Veritas Publications, 1993.
Beevers, John, trans. The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux: Story of a Soul.  (SS)
New York: Doubleday, 1957.  
Clarke, John, trans. St.Thérèse of Lisieux: Her Last Conversations. (LC)
Washington, D.C.: ICS Publications, 1977.
Martin, Celine. My Sister St.Thérèse Trans: The Carmelite Sisters of New York. (MST)
Rockford, Ill.: Tan Books and Publishers, Inc., 1959.
Martin, Celine. The Mother of the Little Flower Trans: Fr. Michael Collins, S.M.A. (ML)
Rockford, Ill.: Tan Books and Publishers, Inc. 1957
Mother Agnes of Jesus. Marie, Sister of St. Thérèse. Ed. Rev. Albert H. Dolan, O.Carm.
Chicago: Carmelite Press, 1943. (M)
Piat, Stéphanie Fr. The Story Of A Family: The Home of St. Thérèse of Lisieux. (SF)
Trans: Benedictine of Stanbrook Abbey. Rockford, Ill.: Tan Books and Publishers, Inc., 1948.
---. CÉLINE: Sister Geneviève of the Holy Face. Trans: The Carmelite Sisters of the Eucharist of Colchester, Conn. San Francisco: Ignatius Press, 1997. ©
Redmond, Paulinus Rev. Louis and Zélie Martin: The Seed and The Root of the Little Flower   London: Quiller Press Limited, 1995. (SR)
Rohrbach, Peter-Thomas, O.C.D. The Search for St. Therese (SST)
Garden City, New York: Hanover House, 1961
Martin, Pauline. Little Counsels of Mother Agnes of Jesus, O.C.D. (LCM)
Lisieux, France, Office Central de Lisieux- distributed by Carmelite Monastery of Ada, Michigan
Helmuth Nils Loose, Pierre Descouvemont. Thérèse and Lisieux (TOL)
Trans: Salvatore Sciurba, O.C.D. and Louise Pambrun, Grand Rapids, Michigan Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1996
Gibbons, James Cardinal. Holy Bible (Douay-Rheims) 1899 Edition. (B)
Baronius Press Unlimited, London, United Kingdom, 2005
Devocionariol
Peticiones
Añade el tuyo! >>
Neccesitas una oración? >>
Sub-Directorios
Devocionariol
Oración
Estampas
Recibe las tuyas hoy! >>
Madre Inés de Jesús
Madre Inés de Jesús
María Paulina Martin
"La Perla de Lisieux"
Página II
Mother Agnes of Jesus
7 de Septiembre, 1861-28 de Julio, 1951
Directorios
Sub-Directorios
Hermanas Martin                    
Multimédia                    
Conexión                  
Comunicación                    
Start of StatCounter Code -->
Derechos Reservados - Copyright © 2005-21 by r hann    All Rights Reserved
Madre Inés de Jesús - Paulina Martin
Français
English
“Jesús nos pide ser santos. Él necesita almas completamente devotas que se rindan totalmente a Su Divina Satisfacción.”... - Madre Inés de Jesús
Búsqueda del sitio
FAST TRAC
English
français
Santa Teresa del Niño Jesús
Madre Inés de Jesús
Sor María del Sagrado Corazón
Sor Francisca-Teresa
Sor Genoveva del Santa Faz
Estampas
Peticiones
Devocionariol
Monasterios
Fotografía
Vídeo
Enlaces
Contactos